La llegada de los primeros evangelizadores a General Acha

Publicamos el artículo del profesor Rubén Giordano que aborda la llegada de los primeros evangelizadores cristianos a General Acha.

 

Profesor Rubén Giordano

El Estado Argentino se fue constituyendo a partir de cruentas luchas, desde la conquista y colonización europea, conformando una sociedad compleja, cosmopolita y, en un sentido de concentración del poder político – administrativo y económico, que tuvo como eje a la ciudad de Buenos Aires.

Transcurrido el período de las guerras internas, de los tiempos en los que se buscaba que “modelo” de Estado a establecer, en la segunda mitad del siglo XIX y desde la creación de la Constitucional Nacional, se instala un sistema Republicano, Representativo y Federal. Dentro de la disposición oficial, será la Religión Católica, la que se considere como la de máximo reconocimiento para instituirla a lo largo y ancho del extenso territorio nacional.

 Siempre estuvo presente la expansión de los dominios territorianos, desde las campañas del Ejército Argentino, avaladas por una élite de notables, diseñadores de ese modelo inminentemente liberal y, en el plano económico – social, con un fuerte apego al conservadurismo a ultranza.

 El Ejército y la Iglesia, fueron aliados, fundamentalmente en campaña irradiada desde la centralidad porteña, hacia la travesía OSO (llamada “desierto”). Había que someter a los habitantes originarios de ese vasto territorio y, como consecuencia imponer el Evangelio.

 Dentro de esta vastedad, se constituyó el “Territorio Nacional de La Pampa Central”, con eje en las localidades de Victorica y General Acha (febrero y agosto de 1882, respectivamente) y, fue General Acha, la primera sede de las autoridades territorianas. El entonces coronel Manuel Jorge Campos, con las tropas militares y civiles provenientes de Carhue, fundó a esta población a la vera del hoy denominado “Valle Argentino”. El antecedente de la urbanización, fue el fortín Quetre Huitrú (al SE de la laguna Hunco), la urbanización se produjo unos metros más al SO de este sitio (una plaza central y cuatro cuadrículas destinadas a los cuadros del Ejército y a los civiles).

Fue el fundador Manuel Jorge Campos, quién construyó (con los soldados) su primer vivienda, en la cuadrícula Oeste respecto de la Plaza Central, sobre la actual calle Avellaneda; posteriormente construirá un reducido edificio ubicado frente a la Plaza (actual calle Roca), de unos 3 x 3 metros, con un humilde altar ubicado al Oeste del citado edificio, donde se entronizaba a la virgen María Inmaculada (traída por Campos en un carretón desde Carhue) y fue el presbítero José Añón, el primer sacerdote (entonces capellán del Ejército). El reducido espacio no permitía que ingresaran muchos fieles y, es así que, en 1886 el designado como el primer gobernador del Territorio Nacional: general Juan Ayala, destinó un sector del edificio del actual Colegio María Auxiliadora (entonces sede de la Comandancia), en la bifurcación de las actuales arterias Don Bosco y Roca, a constituirse en la nueva capilla de la localidad. El cura Añón, partió a Guaminí en 1884, por ende, el Arzobispo de Buenos Aires fue quién al presbítero Bonifacio Corbeira (quién no llegó a hacerse cargo de la misión, por motivos de desarraigo); fue así que se hace cargo de la capellanía del Ejército, el párroco Juan Vicente Portela (solo ejerció ese mandato desde julio de 1884 a febrero de 1886). Fue así que, por nombramiento del arzobispo León Federico Aneiros, nombra al sacerdote Julián Perea como nuevo capellán del Ejército debiendo, además, atender a las poblaciones de Carhue, Puán y Santa María de Guaminí. Es importante hacer mención a que, el nombrado capellán era muy amigo del Gobernador Ayala, quién no se hizo cargo de manera inmediata como gobernador, asumiendo como interino Ricardo Garrido (1884-1886).

El ruinoso salón destinado al oficio de la misa, fue derrumbado y a partir de este acto, se trasladó a un antiguo galpón existente en la manzana donde estaba radicado el Batallón de Infantería (trasladado a Buenos Aires). Este edificio fue oficialmente reconocido como como sede sacerdotal, durante la celebración de un solemne Tedeum del 25 de mayo de 1886. A partir de este acto, el capellán Perea, comienza a planificar la necesidad de un fuerte apoyo para: recorrer el territorio con el fin de profesar la fe cristiana y proyectar una sede acorde a las condiciones de General Acha como capital del Territorio Nacional de La Pampa Central. Julián Perea ejerció sus oficios entre los años: 1886 y hasta 1891.

Al finalizar este período, llegan los sacerdotes franciscanos: fray Ludovico Quaranta (procedente de Río Cuarto) y fray Leonardo Herrera. En abril de 1891, los mencionados frailes, elevan una extensa carta al comisario general de las Misiones Franciscanas de la República Argentina, fray Quirico Porreca, donde explican el sentido de la misión a General Acha (ya había hecho presencia en Victorica con anterioridad). En el documento se resalta a excelente acogida dada por las autoridades y el pueblo achense, resaltando la actitud del padre Perea. Entre los datos, se relata la existencia de unos 1.000 habitantes, resaltando la presencia de muchas personas de origen “indio” …” casi todos infieles”.

A partir de la llegada de los franciscanos a Acha, desde la Nación, se genera la intensión original de establecer como dominio religioso, a los salesianos. Esta “interna” termina con la instalación definitiva de los salesianos en el Territorio Nacional de La Pampa Central.