Chery, el recuerdo del profesor y el médico

Compartimos una carta de Rubén Gutiérrez, achense radicado en Santa Rosa, en la que recuerda al médico y dirigente político Enrique Mario José Martínez Almudévar, más conocido como Chery, fallecido este jueves.

Cuando un amigo se va, a uno lo asaltan los sentimientos tristes y los lindos recuerdos. Para mí los más entrañables se remontan a los años sesenta cuando Chery era nuestro profesor en el querido Colegio Nacional. Quizás por ser de la generación de las grandes rebeldías, reconozco que era bastante complicada la relación de la autoridad docente con nuestro curso.

Sin embargo, con Chery, teníamos un vínculo muy cercano, su trato era sencillo y cálido, y aprovechaba la materia para incentivarnos a seguir estudiando y alcanzar un título universitario. Las charlas siempre derivaban a canalizar sus recuerdos de los años que vivió en La Plata, la nostalgia por esa experiencia universitaria, el centro de estudiantes pampeanos que integro y el futbol de Estudiantes y Gimnasia, entre tantas cosas.

Era la manera inteligente que empleaba para enseñarnos Física y contribuir a prepararnos para la vida. Su técnica era hacernos sentir cercanos y responsables. De más está decir, que nunca hubo conflictos disciplinarios en sus clases, Al contrario, las disfrutábamos por la yapa.

Recuerdo que una vez a un compañero del colegio lo debía operar de apéndice, y lo acompañé al examen previo en el viejo sanatorio de la calle Balcarce frente al Club Social. Mi amigo estaba preocupado por su dolencia y también por los costos de la práctica médica. Cuando le preguntó cuánto eran sus honorarios, le contestó concluyente: “De eso me encargo yo, vos preocupate por estudiar”. Era su desinterés por lo económico.

En otra oportunidad y por esa misma época, estaba en la sala de espera de su consultorio de la calle España, y compartiendo una charla mientras lo aguardábamos con una señora del pueblo, que había tenido muchos hijos siempre atendida por él. Allí la escuché decir unas palabras que aún recuerdo: “Yo no tengo dinero, pero Chery es mi obra social y de toda mi familia!”.

Creo que una acción, un gesto, una conducta de una persona valen más que mil palabras que se puedan decir de ella. Por eso estos hechos que viví hace tantos años, hoy los deseo recordar en su homenaje. Pertenecen a esa etapa hermosa de la vida de Chery como médico de pueblo y profesor del Colegio secundario. Los he elegido para recordarlo, en su sencillez, calidez y generosidad. Y como le gustaría a él, que en su recuerdo no falte también, la buena onda de su sonrisa.

Rubén Gutiérrez