El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva recuperó su libertad esta tarde, después de 580 días preso, luego de haber sido detenido el 7 de abril de 2018 para cumplir una condena de 8 años y 10 meses por corrupción, según determinó la justicia de ejecución penal de la ciudad de Curitiba, estado sureño de Paraná.
A Lula lo esperaron miles de seguidores fuera de la cárcel, esperando reunirse con él antes de que viaje a San Pablo. Minutos antes en su perfil oficial de Twitter fue publicado un video donde se lo ve haciendo ejercicio dentro de la cárcel, musicalizado con la música de la película «Rocky», demostrando que está listo para «dar batalla».
La excarcelación de líder del Partido de los Trabajadores (PT) fue solicitada por su defensa, en base a un fallo adoptado la noche del jueves por la máxima corte del país, que, en una ajustada votación por 6 a 5, determinó que la prisión de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos es inconstitucional.
Los hijos del presidente Jair Bolsonaro -que por ahora mantuvo silencio sobre el tema- reaccionaron con indignación en las redes sociales frente al fallo de la Corte que permite indirectamente la liberación del expresidente y líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde el 7 de abril de 2018 por supuestos hechos de corrupción.
Es que la decisión judicial es un duro golpe a la operación política y judicial instrumentada por el juez Sergio Moro -premiado con el ministerio de Justicia en el actual gobierno- y que les permitió apartar a Lula de la carrera electoral para así allanar el camino al poder de la extrema derecha. El ex presidente, cuando fue impedido de presentarse, era el candidato con mayor intención de voto.
«Sueltan a los bandidos y desarman al ciudadano. Pobres brasileños», escribió Eduardo Bolsonaro, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, en Twitter, para repudiar la decisión del Supremo Tribunal Federal.
Eduardo Bolsonaro, quien también es escribiente de la Policía Federal, había afirmado a inicios del año que era muy fácil intervenir militarmente la corte suprema mediante la utilización de «un cabo y un soldado» contra los 11 jueces del tribunal.